martes, 2 de enero de 2018

MARSELLA (II)... Sobre las prácticas

La famosa práctica de sacar 3 cartas en la mañana, no está mal, así como la de sacar 5 en cualquier momento; realmente y en días que se tenga tiempo, ¡uno puede poner el mazo al completo en la mesa, e ir sacando tríadas para contar historias!. Nos podemos concentrar en preguntas específicas, o recibir mensajes abiertos. Realmente todas estas cuestiones son personales y sólo hay que ir explorando. En mi opinión, el Tarot de Marsella tiende a lucirse mejor en grupos de cartas más extensos, pero para las prácticas, el empleo de pocas cartas, fuerza al ojo y la mente a exprimir las imágenes de los arcanos menores, nos entrena a mirar, y ver. Sólo un par de normas resultan importantes: 1. leamos las cartas como leemos un libro, de izquierda a derecha; y cuando tomes en cuenta las miradas de los protagonistas, sus gestos y posturas, intégralas en tu relato pero no cambies la dirección de lectura, el sentido de tu historia o mensaje (a veces he caído en la tentación de quebrantar esa norma por la postura y mirada de los personajes, y no he tenido buenos resultados). Y 2. No le endoses al Tarot nada que no esté en la propia carta ante tus ojos!. Esto es muy importante: las espadas no son la mente, ¡son espadas! armas de lucha, objetos cortantes y con filo que no te convierten en Einstein. Los palos de madera, ramas de árbol pulidas en forma de bastón, o no, no emanan fuego, ni contienen testosterona. Las monedas de oro suponen suficiente mensaje en si mismas como para convertirlas en óvulos fértiles o semillas sembradas. Y las copas, las bellas copas, se emplean para beber y para brindar. Llegará el momento en que hagas piruetas con los símbolos, llegará el momento en que veas muchas cosas, pero tu base ha de ser firme, y comenzar siempre con pie a tierra y óptica sencilla. Primero lee el mensaje, y luego haz poesía si así deseas, pero ¿cómo vas a saber si no estás acomodando las cartas a tus deseos de respuesta??.

Practiquemos tríadas pues...


Cuatro monedas, no son 10 ni 2, son cuatro monedas que forman una estructura cuadrada, fija, quieta, que parece albergar, contener. Y esa caja de monedas, está sellada por siete bastos, no es una barrera muy tupida, pero suficiente para proteger. Sin embargo, la gran Rueda de la Fortuna hace su aparición. La alegoría de la Rueda no ha de resultar engañosa por la bella palabra Fortuna, ella es ¡la caprichosa!, que por igual nos eleva que nos deja caer. Quizá lo más notorio de la imagen es la Rueda en sí misma, aquello que gira en círculos, que está en movimiento reiterado, impulsado por mano invisible, ¿si?. La conclusión fue que los intentos por no gastar dinero quedaban disueltos por el giro de los eventos, había que retirar los sellos de la caja y realizar los pagos del mes!!. 


El 8 de copas siempre me hace pensar más en celebración social o grupo de amigos, en fiesta, que otros naipes de copas. Hay dos copas que parece van a brindar en el centro de otras copas más, gente, grupo, alegría. Y si te fijas bien, casi puedes ver a ese rey retirando una de las copas, ¿verdad?. Su cuerpo está en pleno giro, y sus ojos ya se dirigen al tupido 9 de bastos. Se marcha de la fiesta, retira su ofrecimiento, retira su brindis y cierra la puerta tras de si, con hermético portazo. Pudiera ser también que va a construir un muro, metafórica o literalmente hablando. Pero desde luego la fiesta terminó!. 


Dos figuras muy antagonistas nos trae esta tríada, la alegoría del errante, desarraigado y demente vagabundo, que se topa con su antónimo: la moral, la fe, la voz de la conciencia, el representante de Dios. El Loco camina derechito hacia el Papa, así, con ligereza y libertad, pero el pastor del rebaño le va a dar la lección de los límites. En esta vida no podemos hacer todo lo que queramos, no podemos ir en todas las direcciones, siempre hay topes, barreras, la libertad es finita. Lástima! con lo feliz que era el Loco en su ignorancia!.


Y ya salió!! el diablito que nos amarra y nos hace danzar, ese que nos tienta, nos susurra "realmente puedes disfrutar y sólo disfrutar" jajaja. Esta tríada resulta interesante, cómo dos naipes felices (pero menores, no olvidemos la jerarquía!) de alegría y brindis, de sonrisas rebosantes y besos, pueden venir traídos por el feo!!. La alegoría del Diablo es de las que más he visto trastocar, pero en el medievo el Diablo era emblema de peligro, de tentaciones y seducciones malignas para vender tu alma. Y aunque hayamos viajado mucho en el mundo, tanto como 500 años, él siempre está ahí, tirando de los hilos, manejando nuestros placeres. Por lo tanto, aunque parezcan hermosas esas copas, si las trae él, no contendrán nada bueno. ¿Vas a caer en esa tentadora atracción? 

El otro día leí la cantidad de combinatoria que salía de batir 78 naipes, es cifra que no podría escribir!! digamos que ... infinita, así pues.... practica!!

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