viernes, 28 de abril de 2017

TAROT CLASICO... La Estrella, La Luna y El Sol

Como buenos rastreadores, seguimos husmeando las pistas del pasado, para depurar las raíces y verdaderos significados de los arcanos clásicos, antes de que se hubieran hecho con capas y capas de añadidos y modificación. Hoy buceo por los arcanos de la Estrella, la Luna, y el Sol, con ya pocas dudas de que son Helios, Selene y Eos. Por supuesto, son hipótesis, con algunos bastones deductivos, pero sin evidencia más allá de la observación de los Tarots clásicos; sin embargo de las posibilidades que he indagado, esta resulta la más convincente para mi, y por ello la comparto. 

En ese embriagador, brillante y vertiginoso revoltijo que debe haber sido el bello Renacimiento, época de luz que sacó al mundo de la oscuridad medieval, se re descubrieron y desenterraron grandes tesoros de la Grecia Clásica, auténtica cuna del saber occidental. Y en el perpetuo afán de no irritar a la iglesia y a su aún fuerte brazo de la Inquisición, se mezclaban y camuflaban de manera imposible símbolos que son antagonistas en sus marcos de referencia. El resultado ha venido siendo una transfiguración de símbolos que se alejan, en la interpretación, de sus alegorías originales. De esta manera, no puedo saber en qué momento la Estrella se convirtió en Pandora y la esperanza, ni la Luna en un eclipse enemigo o en el actual y freudiano inconsciente. Pero sí queda claro al inspeccionar el Tarot, que estos tres arcanos mayores van juntos, son una tríada en sí mismos, así como 3 hermanos, y con un pequeño paseo por la mitología greco-romana, muy pronto los encontramos. Veámoslos... 

(primeras dos filas horizontales: Luna - flanco izquierdo; Sol - flanco derecho; fila inferior, Estrella. Mazos: Mitelli, Vacchetta, Dellarocca, Minchiate, Estensi, Budapest, Lombardo y Marteau)

De los titanes Hiperión y Tea, nacieron 3 hermosos hijos: Helios, el Sol; Selene, la Luna, y Eos, la Aurora y Estrella vespertina. Eos tenía un trabajo doble, debía darle la salida a su hermano al amanecer, el cual viajaba por los cielos en su carro solar durante todo el día, y al anochecer, le abría paso a su hermana que rondaba los cielos nocturnos en su bello carro de plata. 

En los dos naipes centrales y superiores de la imagen vemos cómo los ilustró Mitelli en su versión romana, Diana y Apolo. Selene o Diana, la Luna, diosa virgen de la caza, protectora de la naturaleza y de todos los animales, los bosques y las tierras salvajes. Helios o Apolo, el Sol, dios de la luz, de la armonía y de la perfección, protector de la naturaleza y de toda la belleza. Ambos igual de dadores de vida y guardianes de la tierra, que violentos y devastadores en sus iras y venganzas. Ellos son el Yin y el Yang, las dos mitades inseparables del alma de la tierra, el perfecto complemento que hace toda vida posible, noche y día, femenino y masculino, las fuerzas generatrices de la fecunda creación.  

Según nos vamos moviendo hacia la izquierda en la imagen, vemos la evolución pictórica que experimenta Diana, quedando sus símbolos esenciales en naipes posteriores: la luna, los animales, la naturaleza en su regeneración nocturna, y ese añadido de la astrología, que en unos naipes son directamente Ptolomeo y sus ayudantes observándola y anotando efemérides, y en otros es el crustáceo, símbolo de Cáncer, domicilio natural de la Luna. Y si nos movemos hacia la derecha en la imagen, vemos los símbolos de Apolo, Helios directamente brillando sobre el mundo, o su arpa convertida en danza de humanos, sus símbolos de vida en recién nacidos. Solamente una versión del Sol, la del Tarot de Estensi, resulta en principio desconcertante, pero contiene a una hilandera, sólo una de las 3 Moiras, que sin duda deberá ser la que teje el hilo de la entrada en la vida. 

Y por último nuestra pequeña y trabajadora Eos; el lucero del alba, la estrella vespertina, que después supimos era Venus. Ella es esa señal, esa epifanía, esa brújula que por igual guió a los Magos a Belén, que a los marineros y caminantes en la oscuridad. Ella, la que vierte el rocío sobre los protectorados de sus hermanos, es revelación, guía, señal y buen augurio para todos.

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