domingo, 4 de febrero de 2018

Para saborear la adivinación...

Nieva en Madrid, es una maravilla infrecuente, y una invitación a café caliente y Tarot, ¡cómo no!. Amanecí leyendo un delicioso artículo de Enriquez sobre su confrontación entre el sistema Lenormand y el Tarot, muy interesante. como todo lo que él escribe. Pero no es el tema central del artículo lo que me dejó musitando, sino su reiterada propuesta de que ... (cito)..."las cartas del Tarot son un mapa de las energías del universo impresas en forma de estructuras en nuestro inconsciente".  Y por lo tanto, su objetivo como adivino está en detectar esta huella del universo en su consultante, activa en el presente momento de la consulta. Él también insiste en que una lectura de cartas no es el final de un camino, sino su comienzo. Estas propuestas siempre me llevan a depurar más la esencia de la adivinación, a filtrar y definir el continuo espacio - tiempo, el presente, el futuro.

Hurgando en la etimología de la palabra "adivinación", encontramos que viene del latín "addivinare", donde el prefijo "ad -" se refiere a "aproximarse"; "divus" alude a "Dios o lo divino", y "-divinare" se torna en "presagiar o profetizar". Por tanto, consultar a lo divino para presagiar. Porque si establecemos contacto con lo divino es para asomarnos al futuro. No sé si el universo está impreso en nuestro inconsciente, es una hipótesis que nos gusta abrazar. Tampoco sé si con las cartas nos aproximamos a Dios para presagiar. Todas me parecen formas humanas de ponerle nombre a lo incognoscible. Pero observo cómo las cartas me asoman al futuro, compruebo que ocurre cómo me alertaron, y me seguirá maravillando siempre. 

Saboreando el concepto de adivinación, desmenuzando en mi mente la experiencia de adivinación saqué 4 cartas, 4, no 28, porque cuando es trascendente el proceso, no se requiere de exceso. 


Es impresionantemente hermosa esta lectura!!. La copa que contiene el símbolo, alude por igual al grial que contiene la sagrada forma, que al corazón y la mente que albergan y contienen; donde reside el amor es donde está el oro. En la adivinación abrimos la copa y extraemos los símbolos, símbolos que son oro. Oro que se torna Sol, sol y luz sobre la humanidad, sol que es día, día... dyeu... Dios. Para que guiemos nuestro carro en el camino, el carro avanza, el avance es futuro. Algunos verían la tríada Sol - 2 humanos, reflejada en el auriga y los dos caballos; y aunque yo no lo veo así, sino más bien como la finalidad esencial de la adivinación: poder tomar las riendas de nuestro camino futuro; no deja de sembrarme la duda eterna de ¿en qué consiste nuestra libertad de elección y movimiento?...


¿Qué mejor naipe para reflejar la versión menor y cotidiana del Carro, que el Caballo de Bastos?. Es como si el camino de nuestra vida, dada la trascendentalidad de la pregunta anterior, ahora quedara reducida en microscopio a nuestra verdadera libertad de movimiento y de acción en lo concreto. Acciones y decisiones concretas, que sí tomamos a lo largo del camino, aunque tengamos un camino asignado, ¿verdad?. El caballo va en una dirección pero, en un recodo del camino, parece intercambiar su basto de acción y lucha, con el oro que la sota le ofrece. Dos fotogramas que sí reflejan decisiones libres, voy en una dirección, pero puedo cambiar mi rumbo. Me puedo apear del caballo, puedo adquirir, puedo construir. El Emperador en esta pregunta sobre nuestra libertad, me habla del logro de un imperio basado en nuestras acciones, sí hay obras que dependen de nuestras libres decisiones. Y el ángel de la Templanza, que nos lleva a la mesura, y a la mezcla y combinación de pasión y calma, de impulso y madurez, atempera la respuesta al final, devolviéndonos a la primera consulta. En la mezcla de opuestos está la verdad.

Consulta el Tarot para la adivinación, Ad - aproximarse, Div - a Dios, vinare - presagio. Y felices lecturas!!.

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